La psiquiatrización de la vida

¿Que tienen en común las siguientes frases? : “Fulanito tiene depresión”, “tengo agorafobia”, “mi chaval tiene TDAH”, “le han dado la baja porque tiene esquizofrenia paranoide”. Todas hacen referencia a un diagnóstico psiquiátrico. Pues bien, alguien se preguntará; ¿de dónde “salen” todos esos diagnósticos? Pues de un libro. De un libro que utilizan casi todos los profesionales de la salud mental para hablar un lenguaje común y que cuando uno dice “depresión”, otro colega a miles de kilómetros sepa a qué se está refiriendo. También sirve para que cuando llega un paciente a la consulta y cuenta lo que le ocurre, el médico o psiquiatra lo clasifique según una serie de criterios en unas categorías u otras. A partir de ahí le propondrá la medicación más apropiada para el trastorno que le ha diagnosticado. Vamos, que si no está en el libro, entonces no existe. (caso del tan manido síndrome post-vacacional tan propio de estas fechas). A partir de ahora es cuando surgen los problemas. Veamos.

Ese libro se llama DSM (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en inglés). En él están comprendidos todos los trastornos mentales reconocidos por la comunidad científica y se revisa cada cierto tiempo. La primera edición se editó en 1952. Se acaba de publicar la quinta edición (DSM-V). Los responsables de revisarlo son prestigiosos profesionales de la salud mental. A lo largo de los años se han eliminado algunos trastornos,por carecer de suficiente apoyo empírico como es el caso de la histeria o la homosexualidad,que ya no estaba presente en la segunda edición (DSM-II). Pero hasta 1973 cualquier homosexual era candidato a ser tratado de su trastorno. Aún hoy hay profesionales, y algunos muy reputados, que acusan al lobby homosexual de presionar para su eliminación. A veces la ciencia se deja influir por cuestiones religiosas, morales y poderosas…como la industria farmacéutica. Resulta curioso que en pleno siglo XXI, cada vez se erradican más enfermedades excepto en el caso de las mentales. Con cada versión del “libro” se incluyen nuevas enfermedades y trastornos, con lo que las farmacéuticas se frotan las manos pensando en los beneficios que obtendrán con los nuevos medicamentos para tratarlas. Y cuanto más crónicos sean estos trastornos mejor para ellas; porque así consiguen “fidelizar” a un cada vez más numeroso público“enfermo”, durante un buen número de años. Pero para que el negocio sea redondo hace falta que los sistemas públicos de salud de los países paguen por usarlos.

En esta entrevista el psiquiatra Allen Frances profundiza en el tema de la sobremedicación y las farmacéuticas y advierte que profesionales y usuarios deben educarse en el uso de estas drogas. Frances participó en varias de esas revisiones pero no en la última, que está causando profundo malestar entre los profesionales de la salud mental porque ven la alargada mano de la industria farmacéutica en la inclusión de trastornos de dudosa existencia.

http://www.elmundo.es/salud/2014/09/14/54133868ca474128048b4570.html?a=6165c910d14ad5d7e85f7004e40785ef&t=1410691758